Desde hace ya unos años, y parece que por fin se ha instalado como tradicción, los educadores del grupo se van de acampada al iniciarse el curso. Parecerá una tontería, pero en un fin de semana se pueden llegar a sacar miles de ideas, a seguir aprendiendo ya seas un educador novel o un viejo lobo (término cariñoso que damos a los más veteranos aunque esta no sea su verdadera definición), y también, nos da tiempo de pasarlo muy bien y seguir haciendo piña.
Este año hemos estado en el albergue del camping La Rafa en Bullas. El tiempo nos ha acompañado y las ganas también.
Comenzamos el fin de semana con la explicación de los diferentes proyectos de sección. En ellos hablamos de los objetivos a perseguir en el curso, a diferentes dudas que puedan surgir o cómo afrontar problemas que se nos puedan presentar con nuestros educandos.
La tarde comenzó de forma más amena. Se realizaron diferentes dinámicas de grupo sobre el conocimiento de los miembros que sirven para retratarnos un poco, reirnos de una manera sana y por supuesto a fortalecer vínculos. ¡Tampoco os las vamos a contar todas, o perderían la magia!
Tras esto nos volvimos a poner manos a la obra hablando y debatiendo sobre cosas internas, en este caso la secretaría del grupo. Su labor, cómo funciona, mejoras, el trato con los padres, los documentos que manejamos...
Para finalizar la tarde nos pusimos reflexivos. Nos remontamos a las entrañas e indagamos sobre lo que somos y lo que hacemos. Todo esto es una tarea larga que concluirá una vez reeditemos los estatutos del grupo.
La cena fue un concurso de tapas, donde cada sección tiró de imaginación y brindó ricos manjares a las bocas más exquisitas y selectas de Bullas, aunque nos faltó algún vino de la tierra para que el clímax fuera completo.
Para cerrar la noche, nos dejamos llevar y entre disfraces, actuaciones y demás pruebas nos dieron las tantas.
Al día siguiente, nos pusimos ropa cómoda y ¡ale!, a jugar. No olvidemos nunca lo niños que somos y que con niños trabajamos y jugar es parte de nuestro trabajo.
En definitiva, una acampada muy bien aprovechada, de la que traemos muchas ganas de hacer un gran curso y que hace que el grupo de educadores siga avanzando como una sección unida y fuerte.
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